Actualmente se disponen de pruebas científicas de que la prevención de la depresión y la ansiedad es posible.

Las intervenciones psicológicas y educativas han demostrado prevenir la depresión y la ansiedad, siendo su efecto pequeño o moderado.

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Las intervenciones en las que los/las profesionales de la salud dan consejos breves a los/las pacientes que tienen un consumo de alcohol de riesgo, también son efectivas para que estos abandonen su consumo o lo disminuyan a niveles más seguros para la salud.

Este tipo de consejos también podrían ser efectivos para prevenir el consumo de riesgo de alcohol en personas no bebedoras o bebedoras de bajo riesgo; sin embargo, hasta ahora no hay pruebas de ello.

La mayoría de las intervenciones psicológicas y educativas para prevenir el inicio de la depresión y/o la ansiedad, que han sido evaluadas en los estudios científicos (ensayos clínicos), tienen una orientación llamada “cognitivo-conductual”. Aunque otros estudios tienen otras orientaciones (terapia interpersonal, de aceptación y compromiso, psicología positiva, orientación biopsicosocial, etc.), actualmente no se disponen de pruebas sobre cuál de esas orientaciones es más efectiva para prevenir la depresión y/o la ansiedad.

No se han encontrado diferencias en la efectividad de la prevención en cuanto a la intensidad de estas intervenciones. Es decir, intervenciones educativas o psicológicas breves y menos intensas pueden ser tan efectivas como aquellas otras que requieren muchas sesiones y muy largas. Tampoco hay diferencias en efectividad de la prevención en cuanto al profesional que guía la intervención (psicólogos/as, psiquiatras, médicos/as de familia, enfermeros/as o maestros/as de escuela, entre otros) e incluso las intervenciones sin profesional que las guíe pueden ser efectivas.

La mayoría de estas intervenciones de prevención incluyeron contenidos y entrenamientos sobre habilidades de comunicación, habilidades sociales y mejora de las relaciones sociales, manejo del estrés, relajación, ayuda a la toma de decisiones y solución de problemas, cambios de pensamientos negativos o irracionales por otros más positivos o realistas, y mejora de la autoestima. En este apartado de prevención se incluye un conjunto de folletos de auto-ayuda que abordan algunos de estos contenidos. Su lectura y aplicación le puede ayudar a prevenir la depresión y la ansiedad.

La depresión, la ansiedad y el consumo de riesgo de alcohol suelen producir insomnio, pero también el insomnio puede contribuir al inicio de la depresión. Actualmente se dispone de un estudio (ensayo clínico) que demostró que mejorando el insomnio se previene la depresión. Entre los folletos de auto-ayuda de este apartado de prevención, dos de ellos están dedicados a mejorar el insomnio.

Realizar ejercicio físico también previene la depresión, la ansiedad y además mejora el insomnio. Las pruebas científicas indican que para que el ejercicio físico sea efectivo en la prevención de estas enfermedades, se debe realizar al menos 3 ó 4 veces por semana, con una intensidad leve-moderada y a largo plazo (al menos seis semanas, pero teniendo en cuenta que si se deja de hacer pierde su efecto preventivo). Si el ejercicio físico se hace en grupo posiblemente sea más efectivo, pero hecho individualmente también tiene un efecto preventivo sobre la depresión, la ansiedad y el insomnio. Entre los folletos de auto-ayuda de este apartado de prevención, dos de ellos están dedicados al ejercicio físico.

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